Uno de los clásicos por excelencia del Séptimo Arte nacional es “El Último Grumete”, basada en la novela homónima del escritor chileno Francisco Coloane de 1941. Este film será exhibido en el Teatro Regional Cervantes el próximo miércoles 4 de mayo, con motivo del mes del Patrimonio Cultural de Chile. Una de las sorpresas preparadas para esta función será la presencia de su director Jorge López en el “Cervantes”, quien presentará la obra y realizará un breve conversatorio con los asistentes.
López, destacado director nacional, “estudió cine y televisión en la Escuela de Artes de la comunicación de la Universidad Católica de Chile, complementando sus estudios de dirección en el San Francisco Art Institute, dirección de actores en la Universidad de California Los Angeles (UCLA) y cine en el Sherwood Oaks Experimental”, según consigna el sitio web cinechile.cl. Entre sus trabajos más destacados se encuentra, según indica el sitio web mencionado, el microespacio Visiones, que en capítulos de un minuto (se grabaron más de 1300 capítulos) mostraba en pantalla lugares y actividades de Chile de alto valor patrimonial.
¿Qué opinión le merece que se vuelva a exhibir “El Último Grumete” en este recinto (Teatro Regional Cervantes), con motivo del mes del Patrimonio Cultural y mes del Mar?
“Esto es algo que me llena de alegría, porque muestra cómo la película, después de tantos años sigue vigente y provoca interés, generación tras generación, lo que a su vez alimenta sólidamente la posibilidad de hacer una nueva versión de continuación de “El Último Grumete”, como me propusiera don Pancho Coloane al regalarme su novela “Conquistadores de la Antártida”, la que justamente trata de cómo Alejandro Silva y su hermano, varios años después deben navegar en el continente helado, entre orcas y ballenas azules, sorteando los peligros ocasionados por el cambio climático, con la clara intención de proteger el futuro del planeta, algo muy actual y urgente”.
Este film está catalogado como uno de los más icónicos del cine nacional. ¿Cuáles son sus sentimientos al respecto?
“En realidad, se siente muy rico que una película de uno le pueda tocar la fibra a tantos compatriotas, sobretodo porque eso habla del cariño que este Chile diverso provoca, y que nos identifica a todos con sus escarpadas dificultades y bellezas, con su infinita variedad de costumbres y carácter complejo, pero siempre con ese espíritu de cercanía y resiliencia que parece brotar desde el fondo de los chilenos”.
¿Recuerda alguna anécdota o hecho puntual de la filmación que podría compartir?
“Tantas, en realidad… Recuerdo una vez que veníamos navegando en la Esmeralda, con un “fuerte Surazo” como viento de popa a una velocidad récord, entre tremendas olas y un cielo precioso, pero el buque venía perfecto, como una dama elegante deslizándose sin esfuerzo contra el horizonte con todas sus velas desplegadas. Muy bonita la foto, pero poco dramática, le comenté yo en forma casual al Comandante, a lo que él reaccionó con entusiasmo entendiendo perfectamente lo que se necesitaba para la película. Me instó a preparar las cámaras y mi equipo, y acto seguido instruyó a toda la tripulación con la orden de “Viraje completo por avante”, con lo que el tremendo buque escuela comenzó a girar para hacerle frente al viento desatado y a navegar contra las olas, levantándose y hundiendo su proa de forma espectacular en la espuma del mar, con toda la tripulación coordinadamente corrigiendo y adaptando la orientación de cada vela entre pitazos y órdenes urgentes, mientras el agua barría inclemente la cubierta de punta a cabo. Demás está decir que esta fue una de las tomas más bellas de la película, y que a su vez sirvió de preámbulo a la dramática tormenta que posteriormente se llevaría la vida del viejo Sargento Escobedo, desatando así el ejemplo heróico a seguir entre los grumetes protagonistas”.
Tengo entendido que usted fue muy cercano a Francisco Coloane. ¿Qué le comentaba él sobre este film y el trabajo de adaptación?
“Don Pancho era un entusiasta de Chile y sus paisajes, y encontró que la película lo interpretaba completamente, a pesar de que nunca quiso intervenir en el guion ni en su realización o adaptación, porque en su opinión, teníamos que hacer algo muy diferente al libro, de manera que los estudiantes no se saltaran la lectura de la novela a través del visionado en el cine. Ya en ese tiempo era bien preocupante que la lectura en el país iba decayendo progresivamente entre los jóvenes. De hecho le entusiasmó de sobremanera el que apareciera en la película el bello personaje de la Valentina, porque así, decía él, los profesores podrían preguntar en el examen correspondiente, en qué parte del libro figuraba ella, comprometiendo a los alumnos que no habían hecho el trabajo correctamente”.
Pasando a la actualidad. ¿Cuál es su visión del Cine Chileno y la televisión nacional?
“Bueno, el cine chileno ha tenido un impresionante y progresivo avance en los últimos años tanto en calidad como en figuración, alcanzando al momento la característica de ser la “niña bonita” del cine mundial. El cine chileno está de moda, dicen los críticos en todas partes, por los premios recibidos y el amplio reconocimiento a su diversidad y carácter. Hoy, no hay festival de cine en el mundo, que no esté buscando tener al menos una película chilena en su parrilla. Sin embargo ya sabemos lo pasajero que puede llegar a ser una “moda”, por lo que es fundamental que nuestra comunidad de cineastas y espectadores mantengamos viva la pasión que nos ha llevado a tener esta posición en el concierto audiovisual internacional.
“En la televisión nacional, el asunto ha funcionado exactamente al revés, donde campea la mediocridad y la triste costumbre de copiarse unos con otros, lo que tiene a la creatividad televisiva en un franco retroceso. A un canal se le ocurre modificar levemente su forma de mostrar las noticias, y a los pocos días todos los demás están haciendo exactamente lo mismo. A uno le va bien con un programa de competencias, y a las siguientes semanas todos los demás están haciendo campeonatos de palabras, de cocina, de baile, de canto, etc. A uno se le ocurrió traer desde afuera un “reality”, y al rato prácticamente toda la programación televisiva en Chile giraba en torno a ese estilo. ¡Esto no puede ser, y no es aceptable! Al menos el Canal 7, nuestra única TVN pública, debería estar dando la pauta en cuanto a programación alternativa con especial acento en la educación y fomento a la cultura nacional. ¿Y qué hacen? Traen largas y baratas teleseries turcas que nada tienen que ver con la idiosincrasia propia de nuestras audiencias, programándolas entre matinales y farándula intrascendente que sólo van generando una cada vez mayor desconexión de su público. Resulta en verdad lamentable”.
En el ámbito personal, ¿A qué se dedica actualmente y qué planes tiene a futuro?
“Estoy próximo a cumplir mis setenta años, con lo que las exigencias físicas de hacer cine se van haciendo más y más difíciles de sobrellevar. Es por eso que este último tiempo he estado más dedicado a hacer mi arte en vidrios de colores con llamativos Vitrales que se exponen en diferentes galerías y centros culturales del país, así como a publicar novelas y cuentos literarios para públicos diversos. Sin embargo, a medida que se va consolidando el proyecto de la continuación de “El Último Grumete” con “Los Conquistadores de la Antártida”, esta resulta ser una propuesta verdaderamente “imposible de rechazar” para mi, y ya me puedo ver filmando apasionadamente entre los hielos y glaciares del polo sur, rodeado de ballenas azules y albatros de ceja negra, en la que seguramente será mi definitiva y última película”.