#8M: Las historias de cinco mujeres y su relación con los ámbitos de cultura y patrimonio

#8M: Las historias de cinco mujeres y su relación con los ámbitos de cultura y patrimonio

El 8 de marzo se conmemora a nivel mundial el “Día Internacional de la Mujer”, conocido también como 8M. Una fecha que nos invita a reflexionar sobre la igualdad de género y cuya génesis se remonta a las actividades del movimiento sindical a principios del siglo XX en América del Norte y Europa. A continuación les mostramos los testimonios de cinco mujeres que, a través de sus relatos, reflejan la importancia y valor del rol de la mujer en la sociedad.

YASNA LOBOS: “EL TELAR MAPUCHE TAMBIÉN ES UNA FORMA DE VIDA”

Desde muy temprana edad, Yasna Lobos, comenzó a interiorizarse en el mundo de la artesanía en general, en gran parte motivada por su madre Leonor Manquel, que se dedicaba a este oficio. Hoy, con 49 años de edad es una las más destacadas artistas textiles mapuches de la región, especializándose en telar mapuche en los últimos 20 años. De profesión antropóloga, comenta que “esto tiene varios significados, por ejemplo, puede ser un oficio, pero también una forma de vida. Incluso para muchas otras personas puede funcionar como terapia. En el fondo, todas y todos pueden tejer si se lo proponen, no es necesario tener grandes habilidades”.

La artista textil agrega que también se ha especializado en la confección de prendas tradicionales mapuches tanto para mujer como la ükilla, Küpan, Trariwe y Chapetu; así como para varón: makün, chiripa y wentrutrarilonko, entre otras. Además de tejidos comerciales como bufandas, estuche, morral, monederos, etc.

Actualmente, está enfocada en el proyecto “Tukulpan Textil” (“Tejiendo Memoria”), un tejido colectivo que se está llevando a cabo todos los viernes en el Museo Histórico y Antropológico Maurice van de Maele y es abierto a la comunidad. Está compuesto por 15 personas aproximadamente y pueden acudir en dos horarios: de 11 a 13 horas o de 15 a 17 horas.

Cabe precisar que la artesana fue una de las participantes de “Valdivia Patrimonial”; evento sobre cultura y patrimonio que se efectuó en Valdivia en 2022 y que reunió a diferentes exponentes en esta materia. “Fue una muy bonita experiencia y una metodología novedosa, ya que formé parte de las “Bibliotecas Humanas”, donde la gente conversaba con nosotros sobre nuestro oficio. Incluso llegaron personas con sus telares para participar”, conclcuye.

Instagram: @yasnamanquel



SYLVIA YÁÑEZ: LA VALORACIÓN DE LOS OFICIOS A TRAVÉS DE LA LANIGRAFÍA

La lanigrafía se puede definir como una técnica que se caracteriza por el manejo de texturas a través de lanas aplicado al bordado. Permite expresar un acervo cultural, a través de diseños creados entre lanas y arpilleras, elementos fundamentales que dan vida a la práctica. Posee una mezcla mágica, que conjuga dibujo, colores, creación y sentimiento. Esta técnica es la que precisamente trabaja Sylvia Yáñez, quien aprendió el oficio a finales de la década de los 90 en un taller de la localidad costera de Niebla, siendo su primer trabajo el rescate de las “Vírgenes Patrimoniales”. “Cada una de las integrantes dibujaba una virgen y la abordaba de acuerdo a su percepción”, comenta. Un amor a primera vista que Sylvia continuó perpetuando en forma de taller y que hoy está compuesto por mujeres de todas las edades, también en dicha localidad costera. “Nosotras hemos vendido muchos trabajos en la tienda “Artesanías de Chile”. Incluso, a través de mi grupo tuve la satisfacción de dar clases en La Moneda sobre lanigrafía”, acota. Recientemente pudo enseñar su oficio a niños y niñas de establecimientos educacionales de Curiñanco, Carbonero y Corral, así como en talleres en la Población Norte Grande.

Acota que entre los motivos principales que le gusta trabajar se encuentra la naturaleza, el mar, oficios y la identidad de las mujeres, todos diseños confeccionados por ella misma, incluida la elección de colores. “El sexo femenino está muy presente en el mar, pero nunca han sido realmente representado. Gracias a nuestros bordados podemos mostrar diferentes realidades, como la pesca, las algueras o las personas encargadas de la extracción de frutos del mar. La pesca es una actividad muy sacrificada y creo que a través de los bordados se puede valorar”, afirma. Agrega que la confección de estos cuadros es relativo y el tiempo de elaboración dependerá del porte de éste. “Por ejemplo, en un bordado de 36 x 28 cm me puedo demorar aproximadamente entre 20 a 25 días”, finaliza.

Web: Bordadorasdemiramar.cl


VICTORIA HIDALGO: UNA VALDIVIANA EN LA ORQUESTA FILARMÓNICA DE SANTIAGO

Victoria Hidalgo es una violinista valdiviana que desde los 15 años integró la Orquesta Filarmónica de Los Ríos, además de estudiar Interpretación Musical en la Universidad Austral de Chile. Actualmente se desempeña como administrativa de la prestigiosa Orquesta Filarmónica de Santiago, en el Teatro Municipal de Santiago. De acuerdo a lo que comenta sus funcione son “levantar los requerimientos que tiene la orquesta a la corporación y por otra parte tengo que velar por el bienestar de los músicos, seguimiento de los ensayos y montajes. También coordinar otras acciones y conversar con los directores. En general minimizar cualquier incidente o darle la solución lo más rápido posible.”

Si bien se encuentra un poco alejada de la música debido a sus labores administrativas, aún conserva toda su experiencia de los tiempos como solista de violines y luego como asistente en la Orquesta Filarmónica de Los Ríos. De hecho, su experiencia ha sido fundamental para las actividades que realiza: “ser músico me sirve para entender las necesidades de los artistas, y eso ha sido fundamental en este ambiente”, acota.

Victoria ingresó al Teatro Municipal de Santiago con tan solo 28 años, siendo una de las personas más jóvenes en el recinto. “Era muy gracioso porque la edad de los músicos menores era la edad que yo tenía. Muchos tienen sobre los 40 años, por lo que era un trabajo muy desafiante, pero también muy colaborativo, que me ha permitido crecer sin tanto estrés”.

Explica que sus labores las compatibiliza con su rol de madre de una pequeña de 7 meses, donde subraya que la estabilidad familiar ocupa un lugar preponderante en sus sueños. También tiene el anhelo de volver a su ciudad natal, pero en unos años más: “de aquí a 5 o 10 años, todavía no sé, pero volver a Valdivia es un sueño ahí latente y un querer. Me gustaría poder algún día regresar a la ciudad que me vio crecer y en la cual pude aprender mucho para realizar la labor que hago hoy día”.


CARLA NAHUELHUAL: TEMUQUINA Y VALDIVIANA EN SANTIAGO

Carla Nahuelhual de 37 años es cellista y actualmente asistente administrativa de la Orquesta Filarmónica de Santiago. Temucana de nacimiento, comenzó en la música a los 12 años de edad en las Orquestas Juveniles del Teatro Municipal de Temuco “Camilo Salvo”. Al salir del colegio decidió dedicarse profesionalmente a la música y estudió en el conservatorio de la Universidad Austral de Chile al tiempo que se radicó temporalmente en Valdivia donde trabajó en la Orquesta Filarmónica de Los Ríos, mientras impartió clases en la Escuela de Música Juan Sebastian Bach y otros colegios de la capital de Los Ríos.

Su cargo actual es el de asistente de jefatura administrativa de la Orquesta Filarmónica de Santiago, donde, según explica: “tengo que estar pendiente de todo lo que tiene que ver con la orquesta, como la planificación de ensayos o contratación de músicos extras dependiendo de las circunstancias, entre otros. También el arriendo de partituras, coordinar ballet y el coro, en caso de que se presente opera. La orquesta participa en todos los espectáculos culturales del Teatro Municipal, así que tenemos que velar por que el funcionamiento no falle”.

De Valdivia tiene bellos recuerdos y, de la cual señala, tiene un beneficio histórico, porque ha tenido más movimiento musical que otras regiones, aunque hay algunas cosas en las que ha quedado atrás. “Falta una temporada permanente de la sinfónica, más estabilidad. Uno piensa a Valdivia como una ciudad muy cultural, y lo es, pero muchas organizaciones luchan a diario con el tema del financiamiento. Es necesario tener más recursos para que la orquesta se consolide más en Valdivia. La ciudad fue capital cultural y se asocia a eso, pero creo que falta un poco de estabilidad”.

Recientemente, Carla ganó un fondo de música, en la línea de las becas “Chile Crea”, para estudiar una maestría en gestión cultural en Barcelona con financiamiento del Ministerio de Cultura. “Ese es mi plan a corto plazo, después de eso voy a querer aprender mucho y ganar experiencia. Esa es mi mentalidad, y cuando vuelva buscaré un lugar indicado para mi calidad de vida y poder hacer lo que quiero. Y claro, Valdivia está siempre presente, ahí tengo mi casa y mis amigas, mucha gente que quiero mucho. Valdivia está ahí en el radar”.


PATRICIA MATUS, RECOLECTORA DE ORILLA: “ESTA ES UNA LABOR QUE DIGNIFICA”

Patricia Matus tiene 45 años y es recolectora de orilla, más específicamente de la cosecha del cochayuyo (alga de color parda comestible), oficio que lo complementa con su rol de dirigente social en la Asociación Indígena Rayen Lafken. “Trabajamos por temporada, mayormente desde los meses de diciembre a marzo si el tiempo lo posibilita. Mi marido es el que corta el cochayuyo y luego lo tiende, después lo lavamos para amarillar, se pica y se vende en bolsitas de 200 gramos. Entregamos al por mayor para exportaciones en temporada de verano y también vendemos en el invierno.” Patricia dice gustarle mucho su trabajo, aunque reconoce que puede llegar a ser muy sacrificado: “esto es ladera y los chicos tienen que subir el cochayuyo en fardos. Se torna complejo porque son subidas ancestrales”, menciona.

Por otra parte, la recolectora también ha realizado labores como dirigente de la Asociación Indígena Rayen Lafken. Durante la pandemia tuvieron la ardua misión de visibilizar su tarea, porque no había un salvoconducto para realizar su trabajo. “Tuvimos que hablar con todo el mundo, porque nadie había tramitado un permiso para nosotros, siendo que es una actividad que se da a lo largo de todo el país.

Sobre su oficio, Patricia Matus recalca que “tienen que ser más conocidos ya que la recolección de orilla es una labor que dignifica y es preciosa. Es sacrificado, pero ha servido para gente de la costa. Es nuestro trabajo y nos ha ayudado a criar nuestros hijos. Mis suegros pudieron criar a mi marido gracias a esto y nosotros hicimos lo mismo con nuestro hijo. Es un oficio muy lindo y hay que darle el valor que corresponde”.

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