Una de las celebraciones más significativas para el pueblo mapuche es el We Tripantu (también llamado Wüñol Tripantu) o año nuevo mapuche, que tradicionalmente se celebra durante el solsticio de invierno equivalente al día más corto del año en el hemisferio austral entre el 21 y el 24 de junio. Se trata de un día sagrado que da inicio al retroceso del invierno y el renacer de la naturaleza: la renovación de los árboles, los brotes de las flores o el nacimiento de los nuevos animales. Paulatinamente, desde esta fecha, las horas del sol también se irán alargando hasta la llegada de un nuevo solsticio de verano que es el día más largo del año.
En sus orígenes, el We Tripantu, correspondía a una celebración netamente familiar. Con el correr de los años la costumbre ha ido cambiando, alcanzado ribetes más sociales. Según comenta Claudia Inglés Hueche, educador de Lengua Mapuche del Centro de Idiomas de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Austral de Chile, “hoy en día vemos una participación de comunidades y grupos de familia que son más extensos, sin embargo, no hay que olvidar que lo central de esta celebración corresponde al núcleo familiar”.
Agrega que “esta festividad se realiza durante todo el mes de junio, ya que hay diferentes actividades dependiendo los lugares donde se esté celebrando. De igual manera se efectúan juegos típicos de la cultural mapuche como el palin, también conocido como chueca; o el inao, que es un deporte de pelota que guarda cierta semejanza con el rugby. Otras actividades incluyen el Katan Pilun, ceremonia ancestral donde se conmemora el paso de niña a mujer; el Lakutun, una ceremonia solemne donde se fortalecen los vínculos entre abuelo y nieto; y la organización de Guillatunes, ceremonia rogativa mapuche donde se le pide al mundo espiritual que interceda para que los proyectos a futuro se puedan concretar”.
Cabe precisar que en el We Tripantu existen ciertas diferencias de acuerdo al lugar. “Por ejemplo en cuanto a los bailes y algunas comidas. Si nos enfocamos en la zona costera netamente, se van a consumir mucho más los productos del mar y hongos; en cambio si nos situamos en un paisaje cordillerano los protagonistas en el ámbito culinario serán la carne, asado y el cancato”, concluye Claudia Inglés.
El We Tripantu tiene mucho valor. Esto no es solo por reunirse, sino que también para entregar un conocimiento donde todos somos complemento y podemos aprender. Desde ahí nos proyectamos hacia el futuro, siempre pensando en nuestros antepasados. Debemos respetar nuestros recursos naturales y también trabajarlos de la forma que corresponde, por ejemplo, observando a nuestros astros. Todo nos entrega un mensaje y detrás de eso hay un gran conocimiento”
Claudia Inglés Hueche, educadora de Lengua Mapuche del Centro de Idiomas de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Austral de Chile