Joaquín Jiménez relata una vida ligada al “Cine Cervantes” como proyeccionista

Joaquín Jiménez relata una vida ligada al “Cine Cervantes” como proyeccionista

El Teatro Regional Cervantes está lleno de anécdotas e historias que comenzaron a fraguarse desde su inauguración en noviembre de 1935 y que aún siguen tejiéndose por sus pasillos. Una de ellas está ligada a Joaquín Jiménez, valdiviano que por más de 40 años fue proyeccionista en el recordado “Cine Cervantes”, él mismo que exhibió los grandes clásicos del Séptimo Arte que generaciones pudieron disfrutar en las butacas del edificio situado en calle Chacabuco #210. Comenta que desde muy temprana edad se sintió atraído por el mundo de las películas, no en vano recuerda haber hecho sus propias “cajas proyectoras” en base a linternas y restos de cartón, que le servían para exhibir sus propias representaciones. “De esa forma me entretenía, a través del juego de luces y sombras”, dice.

Luego de seguir algunos cursos para certificarse como proyeccionista logró entrar al Cine Central en plena década de los años ´60, siendo su primer oficio el de ayudante de pasa películas. “En ese tiempo el “Cervantes” se encontraba en reparaciones debido al terremoto que había azotado a Valdivia”. Agrega que por esos tiempos el cine era la forma predilecta de entretención de la gente, “donde ir a ver una película se transformaba en todo un evento social. Igual popularidad tenía la serie que se exhibía antes de los estrenos y que para saber el desenlace había que acudir permanentemente a la sala”, rememora.

CERVANTES

A los pocos meses de haber asumido en el “Central” fue llamado para trabajar como proyeccionista en un restaurado “Cervantes”, donde previamente tuvo que viajar a Osorno para rendir algunos exámenes en la materia. Ya una vez en el tradicional recinto menciona que “se trabajaba con dos máquinas y una vez se terminaba un rollo, había que dejar la otra lista para la proyección, cosa que la gente no se percatara del corte entre una y otra. Había que ordenar los rollos de una manera muy meticulosa y que siguieran el orden coherente de la película. Igualmente antes de la exhibición siempre ensayábamos para que todo saliera a la perfección”. Sin embargo, también hubo momentos donde no todo calzaba de manera perfecta y quedaba un espacio en blanco entre film y film. Era ahí cuando recibía algunas “recomendaciones” de los asistentes que hoy se los toma con humor.

Jiménez recuerda que la época de oro del “Cine Cervantes” se vivió principalmente durante la época de los ´70 y ´80 con clásicos que aún perduran en la memoria colectiva de la gente y que son verdaderas joyas cinematográficas que abarcaban todos los géneros. “A pesar que la tecnología -de aquellos años- ya había llegado a muchas casas, especialmente para los ochenta con la televisión y el VHS, el cine siempre contó con mucha audiencia. Los domingos era increíble ver la cantidad de personas que entraban y salían de la sala. Se veían muchas familias, así como padres que llevaban a sus hijos por primera vez a ver una película”, señala.

Joaquín Jiménez se mantuvo en el “Cine Cervantes” hasta finales de los 90 y desde esa fecha nunca más pisó una sala de exhibición, “un poco por nostalgia y tanta tecnología, que ha hecho perder la magia de los grandes clásicos que me tocó exhibir”, finaliza.

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