El teatro de máscaras y muñecos es una de las características que define a la Compañía Teatro Periplos, además de sus narrativas y relatos extraídos de la cultura popular que han dejado emblemáticas trabajos como A Pura Feria o Carpinteros, los hermanos Villanueva a orillas del Cutipay; la primera rescatando toda la idiosincrasia y el diario vivir de la Feria Fluvial de Valdivia, uno de los lugares más característicos de la ciudad; y la segunda a través de la historia -precisamente- de los hermanos Villanueva y su relación con la carpintería de ribera, influenciada por el terremoto de 1960.
Los creadores y fundadores de esta compañía, el matrimonio compuesto por Domingo Araya y Marcela Cornejo, llegaron a Valdivia en marzo de 2017 y a pesar de que no conocía a nadie o poseían algún contrato o trabajo fijo, la apuesta resultó ser todo un éxito. “Marcela había estado el año 2003 aquí participando de un festival de títeres que se hacía en Valdivia y desde entonces quedó encantada con la ciudad y su movimiento. Estuvimos a punto de emigrar ese año, pero nos detuvo el miedo y el nacimiento de nuestro hijo mayor. Así que cuando surgió la idea de emigrar, decidimos que Valdivia sería un buen lugar. Tuvimos la fortuna de adjudicarnos un fondo de creación y otro para un viaje internacional, lo que, junto con los ahorros, nos permitiría probar suerte un año. Sin conocer a nadie, nos vinimos a la aventura total. Si en un año no lográbamos establecernos, nos devolvíamos a Isla de Maipo. Finalmente nos quedamos”.
Domingo Araya en conversatorio junto al elenco de Teatro Periplos en Río Bueno.
¿Cómo nace Teatro Periplos y cuál es su característica primordial’?
“La compañía nace después de estudiar en la Mancha -Escuela de creación e interpretación- y encontrarse con la máscara y estilos basados en la imagen y el movimiento. Encontramos los códigos de puesta en escena que nos interesaba desarrollar y el títere eclosionó en su potencial escénico para nosotros. Hace 25 años había pocos espectáculos de títeres que se salieran del molde y que explorarán en la puesta en escena, sin embargo había una necesidad de empujar esas fronteras. Ya lo había hecho Arturo “tulo” Rossel con El Ñato Eloy y pronto vendría una versión de La Viuda de Apablaza dirigida por Gonzalo Ruminot, nosotros queríamos explorar ese camino. El títere al centro de la escena y la cultura popular como fuente de inspiración”.
“Lo que nos define como compañía es la exploración y experimentación en la puesta en escena, tratar de no repetir moldes y desafiarnos continuamente, por eso vamos ocupando diversas técnicas y materiales. Siempre extrayendo nuestros temas de la cultura popular latinoamericana, tratando de contar esas historias que saben a pueblo”.
– ¿Cómo ha sido tu especialización en el mundo de los títeres?
“A través de la construcción y manejo de diversos talleres con maestros como Paolo Nazareno (Brasil) en Valparaíso, Greta Brugemann (Francia) en Sevilla y Stephan Mottram (Inglaterra) en Santiago. El primer acercamiento se da como una necesidad de incorporar nuevos recursos al ámbito laboral, para luego adentrarse en la experimentación y puesta en escena. Aunque en un principio fue un recurso para la puesta en escena, gracias al apoyo de grandes referentes del teatro de títeres en Chile, como la familia Guzmán, Ana María Allendes o la familia Herkovitz se asumió el oficio como parte central del trabajo creativo”.
–¿De las obras que has escrito, con cuál te quedas y por qué?
“Cada obra es un mundo y una aventura, tal vez la más querida es ¿Por qué el conejo tiene las orejas largas? Fue la primera que escribí en verso íntegramente y, a pesar de estrenarse el año 2001, sigue dando funciones y siendo invitada a diversos lugares, además es la única obra que se ha publicado (2017), sin embargo, cada obra es querida y valiosa. Por ejemplo, en la última etapa he incursionado más en el texto poético. Otra obra muy relevante fue Luisa y Manuel, la tragedia de los hermanos Vergara Toledo (2008) ya que el proceso de creación estuvo acompañado por la familia Vergara Toledo, con quienes establecimos una hermosa amistad”.
–¿Algún tema local (Valdivia o la región) que te gustaría plasmar sobre las tablas a futuro?
“La región tiene muchos temas por contar, muchas historias interesantes. Me hubiese gustado poner en escena la gesta del complejo maderero por ejemplo, la epopeya del Riñihuazo, la aventura de buscar la ciudad de los Césares, el eterno deambular de los desplazados , la tragedia de la noche en que se quemaron los wampos y así tantas y tantas historias, pero por ahora estamos difundiendo la carpintería de ribera de la familia Villanueva y nuestro reestreno de A la diestra de Dios padre, ya vendrá el tiempo de volver a sentarse a planificar una obra”.
Hay un abanico muy amplio de titiriteros, desarrollando apuestas e inventando día a día, yo veo una hermosa diversidad de propuestas, algunas más irreverentes que otras, pero lo importante es que hay una gran cantidad de exponentes. Sin embargo, faltan encuentros entre pares, instancias que vayan más allá del festival y la muestra de espectáculos. Los titiriteros deben encontrarse en el escenario y compartan ideas y propuestas. En ese aspecto lamento la disputa estéril entre quienes demonizan a quienes devenimos de las escuelas de teatro al títere, creo que eso cierra las puertas a muchos aprendizajes y debilita la escena“.
Domingo Araya, fundador Teatro Periplos